Prisionera de un pánico invencible,
y aunque sé de la inutilidad de todo sueño,
desde esa cárcel torturante que es la vida,
pido la autonomía total del hombre
y el derecho a no justificar para nada
su existencia.
Clara Janés
Me asomo a mi ventana y veo la gente pasar,
intento leer en sus ojos que vida llevaran,
si hay tristeza o esperanza, qué camino tomarán;
y si el viento los llevara y los dejara volar.
Mil Historias llenas de amor,
hay mil historias llenas de dolor,
y están justo aquí a nuestro lado.
Mil momentos llenos de emoción
y no son historias de televisión,
la verdad, tiene cara de un extraño.
De un extraño...
de un extraño...
Cuando escucho una risa o de una lagrima caer,
siempre pienso que lo mismo he vivido yo también.
Mil Historias llenas de amor,
hay mil historias llenas de dolor,
y están justo aquí a nuestro lado.
Mil momentos llenos de emoción
y no son historias de televisión,
la verdad, tiene cara de un extraño.
Sentimos miedo y también valor,
soñamos con algo mejor,
y nos despertamos rodeados de la soledad,
eso nos da calor a todos igual, igual...
Me asomo a mi ventana y veo la gente pasar,
siempre pienso que entre ellos
yo tambien quiero volar...
Mil Historias llenas de amor,
hay mil historias llenas de dolor,
y están justo aquí a nuestro lado.
Mil momentos llenos de emoción
y no son historias de televisión,
la verdad, tiene cara de un extraño.
Mil historias llenas de amor
(todos tenemos mil historias)
Todos tenemos mil historias...
Mil historias - Taxi
Había una vez un imán y en el vecindario vivían unas limaduras de acero. Un día, a dos limaduras se les ocurrió bruscamente visitar al imán y empezaron a hablar de lo agradable que sería esta visita. Otras limaduras cercanas sorprendieron la conversación y las embargó el mismo deseo. Se agregaron otras y al fin todas las limaduras empezaron a discutir el asunto y gradualmente el vago deseo se transformó en impulso. ¿Por qué no ir hoy?, dijeron algunas, pero otras opinaron que sería mejor esperar hasta el día siguiente. Mientras tanto, sin advertirlo, habían ido acercándose al imán, que estaba muy tranquilo, como si no se diera cuenta de nada. Así prosiguieron discutiendo, siempre acercándose al imán, y cuanto más hablaban, más fuerte era el impulso, hasta que las más impacientes declararon que irían ese mismo día, hicieran lo que hicieran las otras. Se oyó decir a algunas que su deber era visitar al imán y que hacía ya tiempo que le debían esa visita. Mientras hablaban, seguían inconscientemente acercándose.
Al fin prevalecieron las impacientes, y en un impulso irresistible la comunidad entera gritó:
-Inútil esperar. Iremos hoy. Iremos ahora. Iremos en el acto.
La masa unánime se precipitó y quedó pegada al imán por todos lados. El imán sonrió, porque las limaduras de acero estaban convencidas de que su visita era voluntaria.
Oscar Wilde
Miranda-La tempestad - John William Waterhouse
Morir no duele mucho:
nos duele más la vida.
Pero el morir es cosa diferente,
tras la puerta escondida:
la costumbre del sur, cuando los pájaros
antes que el hielo venga,
van a un clima mejor. Nosotros somos
pájaros que se quedan:
los temblorosos junto al umbral campesino,
que la migaja buscan,
brindada avaramente, hasta que ya la nieve
piadosa hacia el hogar nos empuja las plumas
Emily Dickinson